Soy anfitriona de Airbnb. 35 años, con carrera, máster, 4 años de experiencia en el extranjero y hablo Catalán, Castellano, Inglés y Francés. Mi sueldo mileurista (y mujer gracias), no me permitía vivir independientemente y finalmente acabé complementándolo con el alquiler de habitaciones a turistas. Suerte de eso, porque en el trabajo no dudaron en echarme cuando pedí un aumento de sueldo a los cuatro años de trabajar con ellos. Un alquiler en Barcelona cuesta 800 € / mes, los consumos en torno a 140 € / mes, comer y respirar 500 € / mes y eso si no tienes ningún imprevisto. No es posible mantenerse siendo soltera con un sueldo de 1000 €, ya ni pensar en tener hijos. Como es bien sabido, la precariedad laboral nos afecta a todos, pero sobre las mujeres reciben un sueldo inferior muchas veces y no tienen las mismas posibilidades de acceder a cargos directivos a pesar de tener la formación y experiencia necesaria. Gracias a Airbnb he podido llevar una vida digna e independiente compartiendo mi hogar con turistas que son muy respetuosos con Barcelona dado que al compartir piso, también aprenden los valores de lo que es vivir aquí. El pastel del turismo justamente debería servir para dignificar la vida de las personas mundanas como yo, y la persecución que estamos reciben sólo favorece los lobbies hoteleros. NOSOTROS NO SOMOS PROFESIONALES, somos gente que trata de pagar sus facturas y vivir dignamente. Antes de perseguirnos, primero debería mejora las posibilidades laborales y salariales para que una persona no tenga que elegir entre sus estudios y profesión y vivir con dignidad. No se olvide de mencionar la diferencia entre HOME SHARING o HOGAR COMPARTIDA en su popular propaganda electoral contra el turismo en Barcelona, así sin embargo no nos haga partícipes de una legislación profesional que tampoco nos representa. Nosotros somos el futuro, no se quede obsoletos antes de comenzar a participar.
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